La iglesia está cerrada, el local parroquial también, por lo que me acerco hasta el Ayuntamiento que está en una plaza aledaña. Me atiende una guapa funcionaria que me pide, casi me suplica, que rece por ella en Caravaca, y eso hice que lo prometido es deuda y además no cuesta nada. La salida es en bajada y llevo una buena velocidad lo que hace que sienta todo el frío de mañana. Me rebasa un vehículo de la Guardia Civil y lo hace a menos de medio metro; ¡dando ejemplo! Villares se aparece fotogénico a contra luz y al descender hacia el valle del Segura el paisaje se transforma, los campos de cultivo, el monte bajo y el matorral se transforma en un esplendido bosque de ribera. Salir del cauce no es tarea sencilla, seran un buen numero de kilómetros y porcentajes superiores al siete por ciento antes de llegar Férez, aupado sobre un cerro cercado por almendros y olivos, al Frez de los romanos, pueblo de mi amigo Julio y que espera poder disfrutar más amenudo cuando termine de rehabilitar la antigua casa de sus abuelos, fue conquistado por Fernando III y entregado a la encomienda santiaguista de Socovos. No he estado nunca pero dicen que son célebres sus encierros a primeros de octubre y que es famosa su repostería a base de fritillas, hojuelas y suspiros.
Socovos es el siguiente pueblo que desde el Tratado de Alcaraz se convirtió en cabeza de encomienda santiaguista que aglutinaba los términos de Letur, Férez, Lietor y la Abejuela, aprovechando los cristianos para su propio uso el anterior castillo árabe del siglo XII. Como en casi todos los pueblos las iglesias están cerradas por lo que acudo al ayuntamiento a sellar la credencial, allí me atiende un funcionario amante a la historia y de su pueblo, me recomienda encarecidamente que busque información de Ibn Hamusk, antiguo caudillo de Socovos y suegro de Ibn Mardanix. Me hago una foto junto a la iglesia de arriba y me dirijo entre huertos de olivos y almendros hacia la iglesia de abajo que luce en su portada el escudo con la cruz de santiago y dos conchas peregrinas, una a cada lado. Desde la iglesia el castillo casi se puede alcanzar con la mano, flanqueado de almendros en flor que de algún modo compensan del deterioro de sus murallas. Al medio día, al otro lado del castillo, hay una noguera que dicen ya etaba allí con los árabes y que puede ser la más antigua de Europa con más de ochocientos años. Retorno a la carretera, amplia y bien asfaltada en dirección a Tazona y con porcentaje negativo ¡una gozada! Olivos centenarios interrumpidos por algunas vides nos acompañan a lo largo de algunos kilómetros. Es lugar fronterizo entre Albacete y Murcia y pronto encontraremos los grandes cateles que así lo indican. Algunas manchas de pinar interrumpen campos de almendros, otros, baldíos, están plenos de flores. Tras cruzar el río Alhárabe, Moratalla aparece encaramada sobre un promontorio a la sombra de la sierra de los Álamos, entre el caserío destacan imponentes la iglesia de la Asunción y la torre del homenaje, única que queda y que estaba acompañada por otras cinco que completaban el recinto amurallado: Redonda, Blanca, La Magdalena, Quebrada o de los Limones y la de Los Cuatro Vientos. Moratalla en un pueblo de vaquillas, en julio sus calles se animan, corren sus gentes y el ganado bravo pulula a sus anchas, pero tambien es pueblo de recogimiento, amante de sus procesiones, eso sí, algo especiales por la desordenada y variopinta mezcolanza de tunicas y nazarenos, por el ensordecedor tronar de su multitudinaria tamborada y por sus mazapanes de yema de huevo.
Pero no me quiero entretener, Caravaca esta al otro lado del pico del Buitre, que rodearemos por el este, aunque esto no nos evitará algunos kilómetros de subida. Nunca he recorrido esta carretera, siempre que he ido de Moratalla a Caravaca lo he hecho por caminos, normalmente siguiendo el Canal del Taibilla [3], y tambien he hecho el mismo recorrido con el Camino De la Vera Cruz o el Triángulo Santo, así que esto será para mi una nueva experiencia. Una curva a derechas y allí esta; el Santuario-fortaleza de la Vera Cruz y a sus pies Caravaca entera. Entro rodeando la iglesia del Salvador por si esta abierta, pero lo dudo mucho, son más de las dos de la tarde y es probable que este cerrado tambien el Santuario, a pesar de todo decido subir y efectivamente está cerrado hasta las dieciséis horas lo que me permitirá hacerme alguna foto junto al monumento de los Caballos del Vino y comer como una "persona", nada de barritas, en una de las terrazas de la Plaza del Arco. Sastifechas las apetencias carnales, ¡que buena estaba la oreja!, llega la hora de las espirituales, visita a la iglesia; rezo por mi y por los demás, doy gracias a Díos por permitirme hacer lo que me gusta y le pido que me conceda el don de seguir haciéndolo. Resueltas las cuestiones espirituales paso por la Oficina del Peregrino, sello la credencial y obtengo mi Caravacensis. Cumplidos todos mis compromisos dudo en seguir hasta Murcia con la bici o tomar el autobus, no sé que será lo más "pesado", pues el de las cinco de la tarde "pasa por los pueblos".
Mariano Vicente, miércoles 29 de marzo de 2017.
[3] Canal del Taibilla (http://www.bicimur.murcia-region.com/espanaenbicicleta/Canal%20del%20Taibilla/Canal_del_Taibilla_dia_I.html)